Las ciudades del futuro incorporarán cada vez más la inteligencia artificial (IA) en su funcionamiento diario. Barcelona ya está experimentando con sensores inteligentes que detectan la contaminación ambiental y el ruido, y regulan el tráfico en tiempo real. En Songdo, Corea del Sur, casi todo está conectado a una red de sensores que recopilan datos para mejorar la eficiencia energética, la seguridad pública y la experiencia del usuario.
Otras ciudades están implementando asistentes virtuales para brindar información a los residentes y turistas. Chatbots inteligentes podrán responder preguntas sobre el transporte público, eventos locales e incluso el clima. Los semáforos inteligentes ya están optimizando los flujos de tráfico en algunas urbes, y los sistemas de previsión de multitudes ayudarán a evitar aglomeraciones en eventos masivos.
El transporte público será más eficiente gracias a la IA. Los trenes, tranvías y autobuses autónomos circulan ya en algunas ciudades. Los sistemas de bicicletas y patinetes compartidos podrán predecir la demanda y distribuir mejor sus vehículos. Los taxis voladores, como los desarrollados por Uber, podrían convertirse en una realidad en la próxima década.
La salud y la seguridad de los ciudadanos también se verán beneficiadas. Los hospitales usarán IA para diagnósticos más precisos y rápidos. La videovigilancia con reconocimiento facial ayudará a prevenir delitos, aunque plantea desafíos éticos. Los sistemas de alerta temprana podrán detectar emergencias como incendios, inundaciones o terremotos y activar equipos de respuesta inmediata.
Los edificios inteligentes ahorrarán energía regulando la temperatura, la iluminación y otros servicios de forma automática según la ocupación y las condiciones ambientales. Las ciudades del futuro serán ecológicas, seguras, eficientes y centradas en las necesidades de sus ciudadanos gracias a la inteligencia artificial. Pero el desafío será implementar estas tecnologías de forma ética y sin vulnerar la privacidad de las personas. La IA no debe deshumanizar nuestras urbes, sino potenciar nuestra humanidad.